Tras haber corroborado que las plantas envían señales a las aves, se ha comenzado a pensar en implementar programas de control de plagas.
Investigadores de la Universidad de Delaware usaron un particular método para imitar larvas usando plastilina Play-Doh y alfileres. También se sirvieron de dispersores que imitan las señales volátiles que envían las plantas al sentirse bajo ataque.
Afirman que la reacción de las aves es acercarse al percibir los aromas, y cuando se encuentran más cerca de una planta dañada, es cuando comienzan con una búsqueda visual de insectos. Aún no se sabe exactamente cómo son capaces estas aves de reconocer los aromas, pues se sabe que carecen de elementos anatómicos que faciliten esta tarea.
Se identificó que las imitaciones de larvas más cercanas a los dispersores de aroma, fueron más atacadas que aquellas que se colocaron en otra posición.
Las siguientes fases del experimento consisten en averiguar más sobre la diversidad de especies de aves que podrían reaccionar ante estos estímulos. Esta vez, haciendo uso de cámaras time-lapse para identificar a las aves.
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