Las interacciones tróficas suceden de forma natural. Si bien existen relaciones «comunes» como la que mantienen los herbívoros con las plantas o algunos mamíferos con los insectos, es posible hallar también algunos casos peculiares.
Recientemente se ha descubierto una cadena poco común. Se trata de la relación que existe entre las avispas doradas, el árbol de roble y la cuscuta.
Las avispas inducen el crecimiento de una especie de «tumor» en el árbol, con la finalidad de que sus crías se alimenten de este. Generan estos nódulos con una mezcla de veneno y proteínas que depositan junto a sus huevos en las hojas de roble. De esta forma, la cría se alimenta del «tumor» en el árbol.
Pero no sólo las avispas se benefician. La cuscuta sabe aprovechar también la presencia de las avispas y se alimenta de los huevos que ellas depositan. De esta forma, se forma una suerte de círculo trófico que involucra a tres individuos en un mismo sitio.
Se trata de una interacción que no se había visto antes , sin embargo se conocen muchas otras especies de avispas que parasitan de esta forma y también muchas otras plantas que podrían interactuar de igual manera.
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Imagen: Brandon Martin/ Universidad de Rice
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