Los huertos circulares son plantaciones pensadas para sitios con espacios reducidos y con disponibilidad de agua limitada para que exista productividad durante todo el año.

Se trata de un sistema  basado en la fertilización natural y retención de humedad, al mismo tiempo que se potencializa la utilidad de especies distintas dentro de un mismo espacio. Los huertos circulares se comienzan a construir a partir de un árbol central, que cumple la función de proteger a los cultivos circundantes.

El resultado de la aplicación de las técnicas asociadas con los huertos circulares son cultivos que no requieren  ninguna clase de agroquímico y que son capaces de producir alimentos de alta calidad para cubrir la demanda de regiones específicas a lo largo del año, tanto para las personas, como para el suelo y los animales, así como para el mercado local a partir de los excedentes productivos.

La construcción de este tipo de huertos depende de la extensión de terreno disponible y la inclinación del suelo, puesto que se proponen en espacios planos. A partir del árbol mayor o centro, se establece un radio a partir del cual se comienzan a trazar circunferencias exteriores, en las que se cavan zanjas y posteriormente se siembra.

Durante la construcción de este tipo de huertos es de suma importancia contemplar las especies que compartirán el espacio. Cada anillo debe alimentarse con  materia orgánica para preparar el suelo y también debe contemplarse la disponibilidad natural de agua, pues de tratarse de un espacio seco, se recurre a riego natural por goteo.

Se trata sin duda de un conjunto de técnicas con gran utilidad para quienes se interesan en producir sus propios alimentos.

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