En 2015 se propuso utilizar cultivos para recolectar carbono ambiental y retenerlo en la materia orgánica del suelo para compensar el efecto de las emisiones de gases invernadero.
Aunque se trata de una propuesta que fue bien recibida e incluso adoptada por varios gobiernos, existen críticas al respecto. La razón principal es que no se trata de una medida lo suficientemente efectiva para mitigar el problema en razón de las extensiones que se requeriría cubrir, por lo que no sólo parece poco viable sino impráctica.
De forma adicional, en el estudio se menciona que llevar a cabo prácticas similares podría atentar contra la seguridad alimentaria de algunas regiones. Aún así, en más de un par de países se devuelve al suelo el carbón que absorben algunos cultivos. Incluso cuando los granjeros lo consideran no económico a pesar de que se trata de una práctica que puede contribuir a la conservación del ambiente.
Sin embargo, para poner en marcha un plan semejante, sería necesario acceder a subsidios así como diseñar nuevas políticas públicas y por supuesto, contemplar un efecto colateral en la producción de alimentos. Es por ello que aún se buscan propuestas más sustentables para contribuir en la captura de carbono.
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