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Tapar el sol para enfriarnos
¿Será buena idea?
agosto 10, 2018

Es bien sabido que meterse con la naturaleza tiene grandes riesgos, pero ¿de qué se trata?

Cada vez se consideran más algunas estrategias para influir en el cambio climático. La mayoría suenan como parte del argumento de una película de ciencia ficción.  Aunque, tomando en cuenta las actuales concentraciones de gases invernadero y algunos fenómenos meteorológicos como las temperaturas elevadas o las precipitaciones bíblicas, no suena tan descabellado.

La ingeniería climática manipula a gran escala y de forma deliberada la naturaleza  para obtener efectos específicos. El objetivo sería principalmente controlar los cambios climáticos. Algunas de las tecnologías que se han propuesto son: mejoramiento del albedo, forestación masiva, captura de aire ambiental, fertilización oceánica e inyección de aerosoles estratosféricos. Esta última consiste en imitar el efecto que se produce tras una erupción volcánica: el azufre que se inyecta en la estratósfera, se haría llegar con artillería o aeronaves, pero sus efectos podrían representar una amenaza para el ozono.

Además de los efectos adversos que la aplicación de esta inyección tendría para el ozono, la presencia de CO2 continuaría como un problema aún por solucionarse.

¿Qué tanto se ha hecho por atacar verdaderamente la raíz el problema?

Ante estas propuestas surge una pregunta fundamental : ¿se ha hecho suficiente por mejorar la situación climática de otras formas? La conservación de los ecosistemas forestales, el control en la generación de residuos , la moderación en el uso de combustibles y mucho más importante aún, lo que han acertado en llamar «fetiche de crecimiento o sueño consumista». Las causas no son desconocidas: industria, energía, minería, transporte. Prácticamente todas las actividades humana se encuentran ligadas con la generación de residuos.

¡Házlo tu mism@!

No cabe duda de que, se apliquen o no estas tecnologías enfocadas en la modificación del ambiente, el verdadero cambio tiene raíz en la consciencia individual. En la forma en que consumimos, nos transportamos y disponemos de nuestros desechos. Nada más efectivo y contagioso que la una consciencia ambiental para contribuir con la conservación del ambiente.

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