Se ha descubierto recientemente que el compuesto que contiene el herbicida más usado en el mundo afecta a las abejas, colocándolas en una posición de vulnerabilidad.
Se pensaba que el glifosfato interfiere con importantes funciones enzimáticas en plantas y microorganismos con excepciones en animales (incluidos humanos). Sin embargo, un estudio realizado en abejas ha demostrado que compromete el microbioma intestinal de las abejas, de tal forma que quedan expuestas a infecciones y enfermedades.
Para evitar que las abejas sean víctimas de este químico, se recomienda a los granjeros que no utilicen productos que lo contengan sobre cultivos con altas probabilidades de ser visitados por las abejas.
Los científicos que realizaron el estudio afirman que no se trata de la única causa de muerte de las abejas, pero que debería ser una preocupación dado que el glifosfato se usa prácticamente en todas partes.
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